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Mirá, cuando creés que ya lo has visto todo en política, llega Gustavo Petro y se arma un relajo de madrugada, sin avisarle a nadie, y termina provocando un vergueo diplomático con Estados Unidos. ¿Cómo pasó? Aquí te lo desgloso en cinco jugadas que dejan claro que el liderazgo de Petro está más desorganizado que el tráfico en Tegucigalpa un lunes en la mañana.
1. Tomando decisiones en modo pijinero
Eran las 3:30 de la madrugada de un sábado cuando Petro, así de la nada, decidió que ya no iban a aterrizar aviones con deportados de EE. UU. ¿Qué le pasó? Nadie sabe. ¿Lo consultó con su equipo? ¡Por supuesto que no! Parecía más un tweet de alguien en medio de una chupa que una decisión de un presidente.
Y ojo, no es la primera vez que se manda una de estas. Antes ya había anunciado un cese al fuego sin avisarle ni a su mamá. A este paso, cualquier día se despierta diciendo que Colombia se retira de la ONU y listo.
2. ¿Trabajo en equipo? ¿Con qué se come eso?
¿Te imaginás que en tu chamba tomés una decisión clave sin avisarle a nadie y luego el jefe se entera por Twitter (me gusta más ese nombre que X)? Pues Petro lo hizo. Ni su embajador en EE. UU. ni su canciller tenían idea de lo que pasaba. Básicamente, la diplomacia colombiana se enteró del nuevo protocolo migratorio al mismo tiempo que los memeros de Facebook. ¡Eficiencia nivel “ahí nos vidrios”!
3. La doble moral versión 2025
Petro se puso modo pitbull con Estados Unidos por los deportados, pero cuando se trata de Maduro en Venezuela, ahí sí se hace el maje. O sea, con Trump se pone gallo, pero con dictadores que permiten guerrilleros cruzando la frontera, ahí sí mejor se queda calladito. Coherencia nivel «estoy a dieta, pero solo en horario laboral».
4. Cuando jugás ajedrez con la diplomacia… y perdés en dos jugadas
A ver, si vas a enfrentarte con EE. UU., mínimo asegurate de que no te vayan a pasar factura. Pero no, Petro ni lo pensó dos veces, y ahora Colombia tiene la amenaza de aranceles del 25% en sus exportaciones. O sea, jugó ajedrez diplomático con Trump y terminó en jaque mate con las empresas colombianas diciendo “¿y ahora qué hacemos, papá?”.
Esto es como bloquear a tu casero en WhatsApp y luego quejarte porque te cortaron la luz. Inteligencia nivel «ponerle la contraseña 1234 al WiFi».
5. Comunicación nivel… tweet impulsivo
Si algo nos ha enseñado la política en la era digital es que no todo se resuelve en redes sociales. Pero Petro sigue creyendo que gobernar es como ganar likes en Facebook. ¿Querés manejar un conflicto diplomático? Pues mejor redactá un comunicado con asesores en vez de escribir en caliente y esperar que la magia ocurra.
Lo peor es que después viene y se queja de que «los medios lo malinterpretan». Mano, no es que te malinterpreten, es que te mandás cada cosa que ni el community manager de Wendy’s podría arreglar.
Conclusión: Entre más alto el puesto, más grande la metida de pata
Lo que pasó entre Petro y Trump es una clase magistral de cómo no liderar un país en la era digital. Aquí aprendimos que:
- Tomar decisiones en modo pijinero nunca es buena idea.
- Tu equipo de trabajo no es de adorno, usalo.
- No podés andar de “justiciero” con unos y de sobaleva con otros.
- En diplomacia, si te peleás con el más grande, mejor tené un plan B.
- Gobernar no es Twitter, y Twitter no es gobernar.
Así que, si en algún momento te dan ganas de tomar decisiones importantes de madrugada sin avisarle a nadie… mejor tomate una birria y dormite.
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